Manuel Rico

RecorteManoloProfesor Manuel Rico Sarompas

Manuel Rico Sarompas nació el 1 de enero de 1937 en Melilla, aunque gran parte de su infancia transcurrió en Segovia, ciudad a la que se sentía especialmente unido. Se licenció en Ciencias Químicas en la Universidad Complutense, en la que también obtendría el título de Doctor con un trabajo de espectroscopía vibracional (vibraciones normales del tiofeno) realizado en el CSIC. Tras su doctorado, se trasladó al Imperial College (Londres) con objeto de especializarse en la técnica de Resonancia Magnética Nuclear (RMN). A su regreso se instaló en el Instituto Rocasolano del CSIC el primer espectrómetro de RMN de nuestro país, del que se hizo cargo. Sus primeras investigaciones en este campo se encuadraron en la obtención de parámetros magnéticos precisos y en el análisis conformacional de moléculas de “mediana complejidad”, a la vez que hizo una amplia labor de difusión de la técnica y colaboró con diversos investigadores en la resolución de problemas de química orgánica y en la identificación de productos naturales. Pronto evolucionó a las aplicaciones biológicas de la RMN, en la que conseguiría valiosos resultados.

A comienzos de los años 80 del siglo pasado demostró́, simultánea e independientemente con el grupo de R.L. Baldwin en Stanford, la presencia en solución acuosa de poblaciones significativas de hélice a en péptidos lineales para los que los modelos fisicoquímicos de transición cadena-hélice predecían poblaciones despreciables. Lo importante del trabajo, que se inició con el S-péptido de Ribonucleasa A y que luego se extendió a otros fragmentos de esta y otras proteínas, es que las hélices se extienden a los mismos residuos que en la proteína completa adoptan una estructura helicoidal. Estos estudios sobre el plegamiento autónomo de péptidos los completó con el análisis de otros elementos de estructura secundaria, horquillas y láminas b, tanto con fragmentos de proteína como con péptidos de diseño.

Más tarde, en la década de los 90, determinó la primera estructura tridimensional de una proteína por RMN en nuestro país, la de la Ribonucleasa A. A continuación abordó la caracterización del plegamiento de esta proteína a nivel de aminoácido, lo que puso de manifiesto por primera vez la presencia de estructura residual en el estado desplegado en condiciones nativas. A estos estudios siguieron la resolución de un buen número de estructuras tridimensionales de proteínas y de ácidos nucleicos así como la caracterización biofísica de sistemas complejos utilizando fundamentalmente la técnica de RMN.

Su trabajo fue reconocido con diversos galardones, entre los que destacan la Medalla de la Real Sociedad Española de Química (2002) y el Premio Nacional de Investigación (2003), y le granjeó el respeto y amistad de algunos de los principales investigadores del campo, tales como Kurt Wüthrich, Rob Kaptein, Heinz Rüterjans, Ivano Bertini o Masatsune Kainosho.

El trabajo de Manolo se caracterizó por una clara visión de su campo y por el rigor y el tesón con el que abordaba sus investigaciones. Manolo tuvo mucho interés en que en su grupo se incluyeran y desarrollaran los últimos avances de la técnica de RMN y siempre luchó por conseguir la mejor instrumentación para el laboratorio de RMN del IQFR. Es de destacar su apuesta incondicional por los científicos jóvenes, aconsejándoles y animándoles a tomar riesgos y a apostar por su formación de postgrado. El resultado fue la formación de nuevos expertos y el crecimiento del número de grupos de RMN en nuestro país.

Asimismo siempre se interesó por proporcionar a la comunidad científica foros de difusión y formación, participó en numerosos actos divulgativos y era miembro activo de varias sociedades científicas. Fue promotor de la Escuela de verano de RMN, de la que dirigió varias ediciones, por la que han pasado prácticamente todos los espectroscopistas de RMN del país. Fue el impulsor y creador de la Red Nacional de Estructura y Función de Proteínas que aúna a todos aquellos científicos que trabajan sobre esta temática en España, sirviendo de cauce de divulgación científica y de formación de estudiantes en el área.

Manolo Rico fue un investigador y un hombre excepcional. Todos los que hemos trabajado con el admiramos su gran capacidad de trabajo, su tenacidad y su exigencia. Desde el punto de vista personal, ha sido muy gratificante trabajar a su lado. Manolo era un hombre bueno, con gran capacidad para llegar a acuerdos, muy receptivo a cualquier sugerencia, con un trato exquisito con sus colaboradores a los que dio siempre la libertad para abordar diferentes problemas. Sus amplios intereses culturales (cine, pintura, literatura, política, historia, etc.) dejan constancia de que Manolo era un apasionado de otras vertientes de la vida aparte de la ciencia. Manolo ha sido un hombre completo en el más amplio sentido de la palabra.

Manolo falleció el 1 de diciembre de 2014. Su memoria siempre estará viva en aquellos que le conocimos y su legado científico perdura en la comunidad científica española. El laboratorio de RMN del CSIC, que dirigió durante tantos años, se denomina desde el año 2015 “Laboratorio Manuel Rico” y a finales de 2018 adquirío el estatus de instalación científica singular (ICTS).